El apego es un vínculo
afectivo que se establece desde los primeros momentos de vida entre el hijo y la madre (o más bien la persona
encargada principalmente de su cuidado). Su función es asegurar el cuidado del
recién nacido. El apego cumple un rol clave en el desarrollo psicológico del
niño y en la formación de su personalidad.
El establecimiento del apego desde la infancia
más temprana permite que se den dos fenómenos que harán del niño un ser más o
menos dependiente y temeroso; nos referimos al sistema exploratorio y al
sistema afiliativo.
El sistema
exploratorio permite al bebé contactar con el ambiente físico a través de sus sentidos: tocan, miran e
intentan introducirse en la boca todo lo que encuentran. Además no tienen miedo
de pasar tiempo con otras personas; esto es debido al sistema afiliativo.
El apego se compone, según López (2009), de tres
componentes: la construcción mental que permite establecer la relación de
pertenencia e incondicionalidad, la unión afectiva que proporciona sentimientos
de alegría y bienestar, y el sistema de conductas de apego focalizado en
mantener un contacto privilegiado.
Los 4 tipos de apego
En la literatura sobre la crianza de los niños
se encuentran gran cantidad de estudios que analizan el apego y la influencia
que tiene en la edad adulta. Por ello sabemos y es importante destacar que según el tipo de apego el impacto en el comportamiento
adulto será distinto.
1. Apego seguro
Este tipo de apego está caracterizado por la
incondicionalidad: el niño sabe que su cuidador no va a fallarle. Se siente
querido, aceptado y valorado. El comportamiento de los niños con apego seguro
es activo, e interactúan de manera confiada con el entorno. Hay buena sintonía
emocional entre el niño y la figura de apego.
Las personas que han tenido un apego seguro en
la infancia suelen interactuar con sus
iguales de forma saludable en la edad adulta. No les supone un esfuerzo
unirse íntimamente a las personas y no les provoca miedo el abandono. La
dependencia es recíproca y no les preocupa estar solos.
2. Apego ansioso y
ambivalente
En estos casos el niño no confía en sus
cuidadores y tiene una sensación constante de inseguridad. Es por ello que los
pequeños con apego ansioso-ambivalente necesitan la aprobación de los
cuidadores y vigilan de manera permanente que no les abandonen. Exploran el ambiente de manera poco relajada
y procurando no alejarse demasiado de la figura de apego.
Los adultos con este tipo de apego sentirán
temor a que su pareja no les ame o les desee realmente. Les resulta difícil
interaccionar de la manera que les gustaría con las personas, ya que esperan
recibir más intimidad o vinculación de la que proporcionan. Así, podemos decir
que en la edad adulta este estilo se
relaciona con la dependencia emocional.
3. Apego evitativo
Los niños con un apego de tipo evitativo han
asumido que no pueden contar con sus cuidadores, lo cual les provoca
sufrimiento. Estos pequeños aprenden a vivir sintiéndose poco queridos y
valorados; muchas veces no expresan ni entienden las emociones de los demás y
evitan las relaciones de intimidad.
En el apego evitativo en la edad adulta, tal y
como ocurre en la infancia, se producen
sentimientos de rechazo a la intimidad y de dificultades de relación.
Las parejas de estas personas echan en falta más intimidad en la interacción.
4. Apego desorganizado
Este tipo es una
mezcla entre el apego ansioso y el evitativo en que el niño presenta comportamientos
contradictorios e inadecuados. Tienen tendencia a las conductas explosivas y a
la destrucción de juguetes, así como grandes dificultades para entenderse con
sus cuidadores.
Buscan evitar la intimidad pero no han encontrado
una forma de gestionar las emociones que esto les provoca, por lo que se genera
un desbordamiento emocional de carácter negativo que impide la expresión de las
emociones positiva
Los adultos que han tenido este tipo de apego de
pequeños suelen ser personas con alta carga de frustración e ira, no se sienten queridas y parece que rechacen
las relaciones, si bien en el fondo son su mayor anhelo.
La teoría del desarrollo psicosocial fue
desarrollada por Erik Erikson mediante la reinterpretación de las fases
psicosexuales que describió el psicoanalista Sigmund Freud.
Erikson matizó algunas cuestiones centrales en la teoría freudiana, como por
ejemplo:
Subrayó la comprensión del yo como esa capacidad de autoconocimiento
y organización de cada individuo, siendo el motor para reconciliar los
actos sintónicos y distónicos, capaz de reflexionar y confrontar las
crisis producidas por la carga genética y el contexto cultural, social e
histórico de cada ser humano.
Erikson fundó el concepto de desarrollo de la personalidad, un
aspecto que, según él, viajaba e iba modulándose desde los primeros años
de vida hasta la vejez.
Bases y fundamentos de la teoría de Erikson
Erik Erikson contempla que los niños, a través de
su desarrollo cognitivo, psicológico y motor, van transcurriendo una serie de
etapas que les permiten acceder a ciertas competencias de una complejidad cada
vez mayor.
Alcanzado cada nivel madurativo, si el individuo ha
logrado la competencia que corresponde a su etapa vital, experimentará una
sensación de dominio, que Erikson describe como “fuerza del ego”. Adquirir esas
destrezas y competencias facilitan que el niño pueda superar las exigencias que
se le presentan durante los años venideros.
Otro aspecto importante en la teoría de Erik
Erikson es que cada etapa viene marcada por un conflicto que permite el
desarrollo psicológico y madurativo del individuo. Cuando la persona va
resolviendo todos y cada uno de los conflictos, experimenta un cambio
cualitativo en su madurez psicológica y cognitiva. Si no lo logra, puede verse
estancado y arrastrar una serie de déficits.
Los ocho estadios psicosociales
1-Confianza vs. Desconfianza
Transcurre desde el nacimiento hasta los 18 meses,
y depende del vínculo que haya establecido el bebé con su madre.
La relación que haya establecido el neonato con la
madre influirá en los vínculos futuros que el individuo va a tener con otras
personas. La sensación de confianza, apego, satisfacción, seguridad (o sus
antónimos) pueden influir decisivamente en la calidad de las relaciones
futuras.
Autonomía vs. Duda
Empieza en los dieciocho meses y va hasta los 3
años.
A lo largo de este estadio, el niño experimenta
grandes cambios cognitivos, motores y físicos. Es el momento en que empieza a
caminar y a controlar los músculos, por ejemplo los excretores. Esto puede
acarrear momentos de vergüenza y dudas. Pero si el niño supera esta fase del desarrollo,
se sentirá autónomo e independiente.
Iniciativa vs. Culpa
Este estadio transcurre desde los 3 hasta los 5
años de edad, aproximadamente.
El niño se desarrolla rápidamente, tanto a nivel
motor y físico como a nivel cognitivo y social. También despierta su interés
por relacionarse con los demás, sobre todo con sus pares, y desarrolla sus
habilidades en este aspecto. Empiezan a sentir curiosidad por el mundo que les
rodea y es una etapa de extraordinaria creatividad.
Sin embargo, si los padres tienen malas reacciones
hacia las preguntas que les formulan los niños, es posible que experimenten
culpa y desasosiego.
Laboriosidad vs. Inferioridad
Este estadio se desarrolla entre los 6 años hasta
los 12 años.
Los niños de esta edad observan la realidad y se
preguntan por cómo funcionan las cosas. También es un momento de generatividad,
descubren el mundo con sus propias manos y realizan un sinfín de actividades en
las que ponen todos sus recursos cognitivos y físicos.
Es por eso que los niños deben sentir que los
maestros y los adultos, especialmente los padres, les estimulan positivamente
para desarrollar sus inquietudes y llevar a cabo estas actividades, sobre todo
las que se realizan en grupo de iguales.
Si se da el caso en que los niños son
minusvalorados o tenidos de menos, pueden desarrollar sensaciones de
inferioridad que les volverá individuos con propensión hacia la inseguridad y
la timidez.
Exploración de la Identidad vs. Difusión de la Identidad
Esta etapa se produce durante la adolescencia, y la
pregunta recurrente es: ¿quién soy yo? Es un momento de análisis y reflexión
acerca de la identidad.
Los individuos que están en la etapa de la
adolescencia empiezan a querer ser autónomos y a mostrarse distantes con sus
padres. Prefieren pasar tiempo con sus amigos y compañeros y comienzan a tomar
decisiones sobre su futuro: qué quieren estudiar, dónde quieren vivir, qué tipo
de persona quieren ser…
En esta etapa, el adolescente empieza a valorar sus
propias posibilidades y destrezas en base a sus experiencias pasadas. Esta
constante búsqueda puede generar dudas y confusión acerca de su identidad.
Intimidad vs. Aislamiento
Este estadio transcurre desde los 20 años hasta los
40.
El modo en que los individuos entre 20 y 40 años se
relacionan con los demás cambia. Empiezan a priorizar relaciones más íntimas y
de compromiso mutuo, una intimidad que asegure la compañía y la confianza.
Si no se logra establecer relaciones positivas que
conlleven esta sensación de intimidad, la persona puede estar inmersa en sentimientos
de soledad que pueden acarrear depresión, monotonía y desesperanza.
Generatividad vs. Estancamiento
Este estadio viaja desde los 40 hasta los 60 años.
Suele ser una etapa vital asociada a la dedicación
a la familia, principalmente. Se produce una búsqueda de equilibrio entre la
productividad (no únicamente laboral) y el estancamiento. La productividad está
motivada por el bienestar futuro, el proveer a la familia y a las generaciones
venideras de un buen nivel de vida, y la sensación de ser útil para el entorno
familiar.
El estancamiento hace referencia a la pregunta
frecuente que se puede formular el individuo: ¿tiene algún sentido todo mi
esfuerzo? Si no logra canalizar este sacrificio diario hacia algo que le genere
bienestar, se sentirá estancado y decepcionado.
Integridad del yo vs. Desesperación
Este estadio transcurre entre los 60 años hasta la
muerte del individuo.
Es una etapa en
que la persona deja de ser productiva (o lo es en menor medida), debido a su
jubilación y a la merma de sus capacidades físicas. Es una etapa en que se ven
alteradas muchas de las formas de vivir anteriores: algunos amigos y familiares
mueren, deben afrontarse muchos procesos de duelo, y el cuerpo va
deteriorándose progresivamente.
El período sensoriomotor es
aquel que comprende la primera etapa del desarrollo cognitivo y comprende de
los 0 a los 2 años.
Es un rápido crecimiento
cognitivo, donde el niño comprende el mundo a través de los sentidos y actividades
motoras.
Su metodología es ensayo y
error, descubrimiento, curiosidad y
permanencia de objetos.
Piaget
subdividió el periodo sensoriomotor en 6 subetapas:
Etapa 1(desde el nacimiento -1 mes): Ejercicio
reflejo. los niños usan sus reflejos innatos y adquieren cierto
control sobre ellos.
Los
reflejos son reacciones automáticas o involuntarias que realiza un ser vivo
ante determinado estímulo.
Tipos
de reflejos: reflejo de búsqueda u hociqueo, reflejo de moro, reflejo de succión,
reflejo de prensión, reflejo de marcha automática, reflejo Babinski, reflejo tónico
del cuello, reflejo del tronco o reflejo de Galan, reflejo abdominal, reflejo
del paracaídas, reflejo de extensión de los dedos, reflejo de Landau, reflejo
de sobresalto, reflejo del parpadeo, reflejo de tos, reflejo nauseoso, reflejo
del estornudo, reflejo del bostezo.
Etapa 2
(1-4 meses): Reacciones
circulares primarias. (Ya que el niño se estimula con su propio cuerpo).
Consiste en la repetición de acciones. El bebé comienza a dar indicios de
conciencia del objeto.
Etapa 3
(4-8 meses): Reacciones
circulares secundarias. (Se estimula con objetos externos). La imitación voluntaria y el contagio conductual. Le
interesa el mundo exterior.
Etapa 4
(8-12 meses): Coordinación
propositiva de los esquemas secundarios. Utiliza esquemas para resolver pequeños
problemas, empiezan a anticipar sucesos.
Empiezan a experimentar con acciones nuevas para
ver lo que sucede en lugar de repetir patrones de conducta ya aprendidos. Se
sirven del ensayo-error.
Etapa 6
(18-24 meses): Soluciones
mentales. Empiezan a pensar en los problemas para encontrar
soluciones mentales; internalizan las acciones y sus consecuencias, y no se
basan exclusivamente en el ensayo-error.
Ciudad de Aguadulce Aunque no se sabe con exactitud la fecha de fundación de la ciudad de Aguadulce, Provincia de Coclé, sí se conoce que fue a finales del siglo XVIII y que fue bautizada con el nombre de San Juan Bautista de Aguadulce. Sin embargo, oficialmente la Ciudad de Aguadulce fue fundada el 19 de octubre de 1848 por ordenanza de la Cámara Provincial de Panamá cuando aún formaba parte de Colombia. Desde hace muchos años Aguadulce es conocida como "la tierra de la sal y el azúcar". Esta ciudad ha sido, varias veces a través de su historia, cabecera de la Provincia de Coclé. EL COMERCIO
La Ciudad de Aguadulce ha girado sus actividades, desde hace muchos años, en la producción de sal, en sus albinas ubicadas en la zona costera y la producción de azúcar, gracias a los verdes cañaverales que se cultivan en las llanuras. Sin embargo, también existe buen movimiento comercial en donde habitantes de las regiones circunvecinas y turistas, llegan a comprar en sus almacenes y centros comerciales. En esta ciudad encontrará sistemas de comunicación moderna donde por medio de tarjetas o "Calling card", usted podrá comunicarse con sus seres queridos en cualquier parte del Mundo, utilizando los teléfonos públicos ubicados en supermercados, farmacias, parques, hospitales.